Corrientes aguas, puras, cristalinas,
Árboles, que os estáis mirando en ellas,
Verde prado de fresca sombra lleno,
Aves que aquí sembráis vuestras querellas,
Hierba, que por los árboles caminas,
Torciendo el paso por su verde seno…
Yo me vi tan ajeno
Del grave mal que siento,
Que de puro contento
Con triste soledad me recreaba
Donde con dulce sueño reposaba
O con el pensamiento discurría
Donde no hallaba, sino memorias llenas de alegría…
Y en el mismo valle donde agora
Me entristezco y quedo en reposo,
Estuve ya contento y descansado.
O bien caduco, vano y presuroso!
Acuérdome durmiendo aquí algún hora,
Que despertado, a Elisa vi a mi lado.
O miserable hado!
O tela delicada,
Antes de tiempo dada
A los agudos filos de la muerte!
Más convenible fuera aquesta suerte
A los cansados años de mi vida,
Que es más que el hierro fuerte, pues no lo ha quebrantado tu partida
Quien me dijera, Elisa, vida mía,
Cuando aqueste día al fresco viento
Andabamos cogiendo tiernas flores,
Que había de ver, con largo apartamiento,
Venir el triste y solitario día,
Que diese amargo fin a mis amores?
El cielo en mis dolores
Cargó la mano tanto,
Que a siempiterno llanto
Y triste soledad me ha condenado,
Y lo que siento más es verme atado
A la pesada vida y enojosa,
Solo, desemparado, ciego, sin lumbre en carcel tenebrosa…
Divina Elisa, como agora el cielo
Con immortales pies pisas y mides,
Y sus mudanzas ves, estando queda,
Por qué de mí te olvidas, y no pides
Que se apresure el tiempo en que este velo
Se rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
Y en la tercera rueda,
Contigo, mano a mano,
Busquemos otro llano.
Otros montes, y otros ríos,
Otros valles, floridos y sombríos,
Donde descanse y siempre pueda verte
Ante los ojos míos, sin miedo y sobresalto de perderte.
/Garcilaso de la Vega/
(Bálesz megfertőzött vagy mi a fene, de most nagyon ilyen hangulatom van.
A hangszóróból pedig mellé Kirsty Hawkshaw, oldalt a playlisten megtaláljátok.)
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